En relación a julio de 2021, el apunte interanual de Argentina pasó del 50,4% al 71,8%, según datos del INDEC (Centro Nacional de Estadística y Censos de Argentina); y la venezolana pasó del 1.984% al 139%.
La inflación es un fenómeno que está erradicado en los países bien organizados y sucede con una mayor frecuencia entre esos que pasan por una experiencia traumática. Argentina es una de ellas. La prueba en todo el mundo repudia el diagnóstico oficial de que la inflación ayuda al desarrollo. Prueba de esto es que los países vecinos tienen mayor desarrollo con menor inflación que Argentina. Es un rastro de la reducción de la inflación en el país. Para conseguir la seguridad y el desarrollo va a ser preciso emprender una agenda desafiante de reconstrucción institucional.
3 de los 5 países con mayor inflación alimenticia son los que mucho más emplean bitcoin
Se calcula que en países donde los sueldos no son altos, la gente que ellos gastan. la mayoría de sus capital en alimentos. Esto pasa en Argentina, por servirnos de un ejemplo, donde el ingreso promedio por persona es inferior al salario mínimo del país y cerca de la mitad se destina a la canasta de alimentos, según el INDEC.
Varios de los países con mayor inflación de alimentos y también capital medios-bajos están entre los países con mayor adopción de bitcoin (BTC). Entre ellos están Turquía y Argentina que llenan los puestos 12 y 13 en todo el mundo, según el último informe de análisis de Chainalysis informado en CryptoNoticias. De la misma manera, la firma señala que, más allá de que no recibieron datos legítimos sobre esto, estiman que Venezuela está en el puesto 11.
Con un incremento de costos próximo al 95%, quedó atrás del país bajo el régimen de Maduro, que llegó al 305% y fue el mucho más prominente de todo el mundo; cuáles son los incrementos que experimentan el resto países y qué se proyecta
INFOBAE: Argentina volvió a registrar la segunda inflación mucho más alta de América Latina en 2022, tras Venezuela, con un incremento de forma anual que no alcanzaba desde 1991, en el comienzo del plan de reconversión -aun con el tirón de la hiperinflación-. El jueves 12 de enero el Centro Nacional de Estadística y Censos (Indec) va a dar a entender el Índice de Costos al Cliente (IPC) del mes de diciembre. Según el aparato económico, estos datos podrían estar muy cerca del 4,9% registrado en el mes de noviembre. de este modo de 2022. acabó cerca del 95% entre extremos. En 1991, después de un par de años de hiperinflación, la inflación fue del 84% y desde ese momento la tasa mucho más alta se alcanzó en 2019 con un incremento del 53,8 por ciento.
Mientras, el Observatorio Financiero de Venezuela (OVF), una medida sin dependencia del gobierno de Nicolás Maduro, estimó que el alza de costos fue de 305% el año pasado, llegando a 37% en el mes de diciembre. El organismo advirtió que «las aceleraciones de la inflación registradas desde septiembre de 2022» podrían poner a la economía nacional «bajo riesgo de un rebrote de hiperinflación, que se acentúa con la continua devaluación del bolívar».
Un plan para gobernarlos a todos
Una gran parte de la contrariedad para batallar la inflación es la persistencia de este fenómeno en frente de la implementación de políticas económicas recluidas que procuran limitar el incremento de costes. En los últimos tiempos se han establecido políticas monetarias contractivas (la recomendación mucho más usada por los bancos centrales de todo el planeta), controles de costes o anclas cambiarias, y todas y cada una han fracasado. En ciertos casos hubo alguna reducción de la inflación, pero entonces volvió (aun tomando impulso y incrementando a un ritmo mucho más veloz).
Estas herramientas tienen la posibilidad de marchar para batallar un incremento repentino de los costes en una economía permanente, pero son inútiles para batallar la inflación crónica. En esta clase de ocasiones, hay 2 especificaciones concretas que hacen que las políticas habituales sean ineficaces: la inercia y la carencia de seguridad en su aptitud para conseguirlo.